SABORES PARA LA VIDA. En 2011 Mila creó la Asociación Soy Autista y Qué. (Foto: Javier Zapata)
SABORES PARA LA VIDA. En 2011 Mila creó la Asociación Soy Autista y Qué. (Foto: Javier Zapata)

Hace honor a su nombre: nació en Huánuco y desde que abrió los ojos vivió entre dos mundos cobijada bajo la ciudad que tiene “el mejor clima del mundo” y la herencia china de su mamá. Siempre estuvo relacionada con la cocina. Su mamá hacía catering y su abuela materna (casada con el abuelo chino) daba pensión y preparaba los wantanes más famosos de la ciudad. La pequeña Mila a sus 8 años, y ya con el instinto empresarial asomando en los detalles, preparaba queques que vendía a los pensionistas de la abuela a la hora del lonchecito.

A los 13 años su mamá la matriculó en un curso de pastelería donde aprendió a decorar tortas. “En ese tiempo se usaba mucho el glasé y el pastillaje y yo hacía flores enormes de todos los colores”, recuerda Mila.

Debió de ser una niña muy movida porque entre postres y pasteles practicaba ping pong llegando a representar a Huánuco en un campeonato nacional.

Cuando terminó el colegio, se mudó a Lima y no dudó en decidirse por la carrera de Periodismo en la Universidad de San Martín de Porres. Trabajó como reportera en dos canales de televisión nacional, fue una de las fundadoras del desaparecido diario El Sol y la primera jefa de la Unidad de Investigación de ese medio. Hizo especiales de corte económico y político, fue congresista de la República. Se casó, se fue a vivir a Sao Paulo donde colaboró con la agencia de noticia Ansa y con el Jornal de Tarde. Nació su primera hija y dos años y medio después, al despuntar el nuevo siglo, dio a luz a Jimmy. Ahí cambió su vida.

Milagro Huamán, fundadora de la dulcería Fausta. (Foto: César Bueno)
Milagro Huamán, fundadora de la dulcería Fausta. (Foto: César Bueno)

Jimmy nació con autismo no funcional y retardo. Requería atención permanente, constante, afectuosa. Sin descanso. Sin tregua. Dejó de trabajar para dedicarse en cuerpo y alma al niño. Regresó a Lima y empezó a llevarlo a terapias, cuatro por día para apoyar el desarrollo de habilidades que los niños con esta condición no tienen. Separada de su esposo, dedicó sus ratos libres a preparar pasteles y alfajores que vendía en peluquerías como Tommy’s que estaba en boga en ese momento.

Fueron pasando los años y ella fue creciendo. En las noches estudiaba. Siguió cursos cortos en Le Cordon Bleu e hizo talleres cuando el tiempo se lo permitía. Hasta que el querido Mariano Valderrama la invitó a Mistura en 2017, en la última versión de esa feria multitudinaria que acompañó el boom gastronómico.

Nació así su pastelería Fausta, homenaje a la bisabuela paterna que mantuvo a sus hijos vendiendo dulces en una garita de la Carretera Central. Hace 7 años que participa regularmente en la feria de la avenida Brasil. Su propuesta abarca dulces tradicionales, clásicos y regionales: ranfañote, turrón de Doña Pepa, prestiños huanuqueños, limones de convento de Ica, guargüeros moqueguanos, alfajores de pecanas con sal de Maras, todos preparados con manjar blanco casero y fudge artesanal.

Por si fuera poco, en 2011 Mila creó la Asociación Soy Autista y Qué para apoyar a los familiares de niños con autismo, hacer campañas públicas de sensibilización, crear conciencia social en la comunidad y promover leyes que tengan en cuenta a personas con habilidades diferentes.

Para el Día de la Madre, Mila ha preparado un box Madre Peruana con dulces, tamalitos y pastel de acelga que están disponibles en su Fausta de Lince.


DATO



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