El evento desarrollado en Dubái ha producido una serie de aportes en el esfuerzo por descarbonizar a nuestras economías, señala el columnista.
El evento desarrollado en Dubái ha producido una serie de aportes en el esfuerzo por descarbonizar a nuestras economías, señala el columnista.

Acaba de terminar la COP28. Se trata de La XXVIII Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o 28.a Conferencia de las Partes. El evento desarrollado en Dubái ha producido una serie de aportes en el esfuerzo por descarbonizar a nuestras economías. Lima tuvo –hace 9 años– la oportunidad de recibir a todas las delegaciones internacionales con ocasión de celebrarse en nuestra capital, la vigésima edición de esta cita planetaria.

A pesar de los acuerdos y esfuerzos de las burocracias y organismos privados abocados a detener el calentamiento global y el cambio climático asociado; ello no sucede: Podemos citar el acuerdo de París en la COP15 que establecía limitar el calentamiento global a un nivel no mayor a 2 °C en relación con los valores reconocidos como preindustriales; con el esfuerzo adicional de llegar como techo a 1.5 °C. Ello, además de acreditar una condición carbono neutral global para 2050.

Los hechos están demostrando que lo que se acuerda tiene dificultades para cumplirse.

Siendo China el responsable mayor de emisiones de carbono (alrededor de 30% de todas las emisiones son Made in China); no se va a poder alcanzar los urgentes objetivos si el gigante asiático no juega en serio.

La Agencia Internacional de la Energía acaba de publicar que este 2023 se observó el mayor consumo de carbón jamás registrado. La agencia añade que el incremento se dio, principalmente, en China, India e Indonesia, mientras que Estados Unidos y Europa lograron una reducción en el uso de carbón. Hay que recordar además que entre EE.UU. y la India, las emisiones conjuntas complementan lo necesario para que los tres gigantes sean responsables de la mitad de emisiones globales.

Este año, según la data de NOAA, las temperaturas globales – ayudadas por El Niño en curso – alcanzaron 1.44 °C en noviembre y 1.43 °C en septiembre, sobre el promedio global de temperaturas entre 1901 y 2000. Esas cifras son pálidas comparadas con las temperaturas reconocidas como preindustriales. De hecho, distintas fuentes que han venido analizando data global en nuestra primavera ya advirtieron que los 2 °C sobre la era preindustrial se han alcanzado esos meses.

La cumbre de Dubái se cerró con un acuerdo que establece el “principio del fin” de los combustibles fósiles. Complicado para los huéspedes de la conferencia cuya riqueza se ha generado enteramente de nuestra adicción al petróleo.

La lucha política, hoy fuertemente centrada en el terreno ambiental, seguirá siendo crucial para lograr un camino serio hacia el equilibrio. El problema es como equilibrar crecimiento y calidad ambiental. El asfixiamiento por normas, como vemos en Perú, conduce a la salida de la formalidad y ralentiza el crecimiento sin limpiar el ambiente.