Al inicio de julio, es crecientemente probable que El Niño Global no termine siendo un evento récord como se publicitó desde un inicio, señala el columnista.
Al inicio de julio, es crecientemente probable que El Niño Global no termine siendo un evento récord como se publicitó desde un inicio, señala el columnista.

Es tan complejo este fenómeno climático que ni siquiera puede ser debidamente reconocido por las instituciones competentes. Veamos: el día 8 de junio, la NOAA en los Estados Unidos advirtió el inicio de un evento El Niño Global, ciertamente débil, como corresponde a su nacimiento, aduciendo que, durante mayo, las anomalías en los vientos sobre el Pacífico ecuatorial correspondían a la definición de El Niño y que otras condiciones como la nubosidad y la diferencia de presiones durante el mes, entre el Pacífico ecuatorial, occidental y central mostraban su nacimiento.

El 20 de junio, la Oficina Meteorológica de Australia dijo que si bien, algunas de esas iniciales condiciones estarían presentes; ni las presiones, ni los vientos reflejaban, entonces, la respuesta que tiene que dar la atmósfera durante El Niño (nubes, presiones y vientos) a un mar caliente.

Más aún, al término de junio las aludidas diferencias de presiones entre el Pacífico occidental y central promediando todo el mes, ya no son propias de El Niño.

Dolor de cabeza para quienes tienen que tomar decisiones sobre qué hacer en sus países, comunidades o negocios que suelen verse afectados por El Niño Global. A nosotros nos importa mucho, pues afectan todo el patrón de lluvias de verano.

El 4 de julio tocará que se pronuncien nuevamente los australianos, el 5 el ENFEN y el 13 la NOAA.

Todos los modelos indican que El Niño Global crecerá de aquí hasta antes de fin de año donde estacionalmente alcanza su mayor desarrollo. En un escenario donde El Niño Global se muestra estancado en su avance; las probabilidades de que alcance una gran magnitud decrecen en la medida que la ventana de tiempo hasta fin de año también decrece. Es probable que eso observemos en los pronósticos climáticos de julio.

Al cierre de esta columna, solo está por llegar hacia agosto una masa de agua caliente (onda kelvin) no muy intensa, originada por una reversión de vientos que suelen ser frecuentes en El Niño y observada en mayo. No hemos vuelto a observar otra reversión en junio y no se le ve en los modelos para la primera quincena de julio.

Sin ello, el calentamiento en el Pacífico central, que define a El Niño Global, se empantana y las ondas de agua caliente para reforzar El Niño Costero no se producen.

La predicción de la magnitud de El Niño, global o costero; es un ejercicio de probabilidades que a partir del conocimiento de los científicos y con la ayuda de complejos modelos climáticos se va actualizando en el tiempo.

Al inicio de julio, es crecientemente probable que El Niño Global no termine siendo un evento récord como se publicitó desde un inicio, ni que El Niño Costero termine siendo un evento catastrófico en lluvias el próximo verano.

Los próximos 15 días las más iluminadas mentes que mejor conocen la dinámica de ambos eventos tendrán cosas interesantes que decirnos.