Esto ciertamente implica un mayor riesgo de que las aguas frente a la costa norte alcancen valores lo suficientemente altos para producir lluvias eventualmente intensas, señala el columnista. (Foto: GEC)
Esto ciertamente implica un mayor riesgo de que las aguas frente a la costa norte alcancen valores lo suficientemente altos para producir lluvias eventualmente intensas, señala el columnista. (Foto: GEC)

El día jueves y con la regularidad ofrecida, ENFEN hizo público su más reciente pronóstico.

Lo más relevante es que entre el pronóstico del 11 de agosto y el del 31 ha saltado la probabilidad de tener un El Niño Costero Fuerte entre diciembre y abril de 13% a 25%. No obstante incrementarse aún más hasta 58% la probabilidad de un evento moderado en el verano, ya es más probable que la segunda opción sea uno fuerte que uno débil.

Vamos por partes:

En términos de calor en la costa, las temperaturas se mantendrán por encima de sus valores normales hasta más allá del verano del 2024. Vamos a entrar, con mayor probabilidad, con un evento fuerte de El Niño Costero al verano que se avecina. Esto ciertamente implica un mayor riesgo de que las aguas frente a la costa norte alcancen valores lo suficientemente altos para producir lluvias eventualmente intensas. Para que esto se produzca tienen además que estar presentes condiciones en la atmósfera que las gatillen. En este punto no hay forma de tener más precisión que la que se está ofreciendo en el pronóstico. El mismo que –hay que recordarlo– es el oficial del Estado Peruano.

En términos de lluvias, el pronóstico se ha centrado, para las lluvias excedentes solo en el ámbito de la costa norte. No menciona en esta oportunidad la central.

El resto del país que no es la costa norte y donde está la mayoría de la población, encaramos un periodo primaveral, que es el que suele manifestar el inicio de la temporada de lluvias en la sierra y en la selva con caudales en nuestros ríos en el mejor de los casos normales. Esto es, hay una propensión a que sean menores en respuesta a una deficiencia de lluvias en la sierra y en la selva, salvo el caso de los ríos de la costa norte donde hacia fin de año los caudales ya pueden verse en aumento. Ello significa que las eventuales lluvias más importantes de la costa norte empezarían hacia el final del año.

Respecto de la cuenca del Titicaca, también se vislumbran deficiencias en las lluvias y consecuentemente una disminución del nivel del lago.

Los pronósticos probabilísticos que desde el final del verano, cuando ya empezó El Niño Costero, ha venido dando ENFEN han estado teniendo un sesgo un poco menor a lo que finalmente la naturaleza nos ha impuesto: Un evento en la costa fuerte, apenas algo más débil que el de 1997 en estos meses transcurridos desde que se inició el actual Niño Costero.

Dependeremos mucho de dos factores que determinarán la magnitud de las lluvias en la costa: En qué parte del Pacífico Ecuatorial se ubicarán las aguas más calientes, pues se suelen ubicar ahí y cuan caliente esté nuestro litoral.