La anchoveta, ese pequeño gigante, en términos de adaptabilidad a las temperaturas de las capas superiores del océano (…) nos ha sorprendido favorablemente para la economía, señala el columnista. (Foto: Produce)
La anchoveta, ese pequeño gigante, en términos de adaptabilidad a las temperaturas de las capas superiores del océano (…) nos ha sorprendido favorablemente para la economía, señala el columnista. (Foto: Produce)

Mientras más se adentra uno en el conocimiento de El Niño, más amplio es también el número de interrogantes que uno se puede plantear respecto de la naturaleza de este fenómeno que vincula al océano y la atmósfera.

Aún hoy, con todo lo avanzado en materia de conocimiento gracias a una creciente red de instrumentos de monitoreo y simulación de las condiciones oceánicas, la realidad es que nos queda un vasto e insospechado espacio de conocimiento para poder ser más precisos en el difícil trance del pronóstico de El Niño Costero.

Como me gusta repetir, una y otra vez, más seres humanos han llegado a la Luna que al fondo mismo del océano. En este caso la llamada Fosa de las Marianas en el Pacífico Occidental, que está apenas a 11 kilómetros de profundidad.

Desde agosto hasta la fecha, se ha reactivado el sistema de circulación del viento superficial frente a Sudamérica. Es el sistema de presiones que sostienen los vientos alisios costeros que giran alrededor del Anticiclón del Pacífico Sur.

Las consecuencias de esta situación, que según los modelos de corto y mediano plazo se mantendría, las hemos visto en el mar, en la forma de una notoria pérdida del calentamiento que exhibía frente a la costa y que un impacto inmediato generó sobre la distribución de nuestros recursos hidrobiológicos.

La anchoveta, ese pequeño gigante, en términos de adaptabilidad a las temperaturas de las capas superiores del océano, a la salinidad y oxigenación del mismo y al acceso a alimentación nos ha sorprendido favorablemente para la economía.

Uno no hubiera esperado que frente a la magnitud de El Niño que encarábamos en invierno, podríamos tener una segunda temporada de pesca en primavera tras la pésima performance observada en el otoño.

Pues bien, al momento de escribir estas líneas se está desembarcando o se va a desembarcar la tonelada número un millón de la presente temporada.

PRODUCE autorizó, vía los estudios de IMARPE, la captura de 1,682 millones de toneladas de anchoveta para la presente temporada. Al alcanzar el millón, alcanzamos también el 60% de la captura autorizada. Muy buena noticia para nuestros puertos y economía.

Vamos a seguir; aun en tanto la autoridad no ordene la suspensión o se cumpla la cuota. Lo primero que suceda.

Hay una serie de especies de agua fría que también han empezado a manifestar cierta presencia en la costa para beneficio de nuestros pescadores. Esto es –sin duda– un reflejo del debilitamiento de las condiciones tan intensas de El Niño Costero que teníamos y que seguimos teniendo pero ya algo atenuadas.

De cualquier forma, la completa normalización de la pesca en general está aún a meses de distancia.