Entrando ya a la segunda semana de octubre, la temporada de lluvias del año hidrológico 2023-2024 está en curso.

Los números que el servicio meteorológico ha recogido en sus distintas estaciones a lo largo de septiembre muestran una inicial deficiencia de lluvias en la sierra y selva, salvo la zona central del país donde varias estaciones han tenido valores positivos. Pero septiembre, en términos generales no es un mes relevante.

Al iniciarse octubre, las precipitaciones se han revitalizado en la sierra norte, llegando algunas de ellas incluso a la costa. En el otro extremo: Puno; donde la situación sigue siendo de manifiesta debilidad. La selva, igualmente, presenta condiciones secas que han facultado –entre otras razones– la presencia, nunca antes observada, de múltiples registros sobre 40 °C. Al extremo que hemos establecido, como se indicó en este diario la semana pasada, un nuevo récord nacional de temperatura máxima.

Hay dos escalas de análisis para los pronósticos de precipitaciones, qué tan instrumentales son para el buen desarrollo de nuestra economía y sociedad.

A corto tiempo y como lo hacía saber el Ing. Nelson Quispe, experto en meteorología sinóptica (aquella que analiza el entorno regional) los principales modelos para los próximos días muestran importantes discrepancias entre las regiones del país que observarán precipitaciones. Pero lo importante es aquellas donde no hay esas discrepancias. Y ese es el caso de la sierra sur. Particularmente de Puno.

La situación en Puno es preocupante por el descenso del nivel del Lago Titicaca que refleja el bajísimo caudal de los ríos afluentes que, son además la fuente de recursos hídricos para las ciudades y centros poblados. Ni qué decir del impacto en las comunidades rurales donde los pastos y, en consecuencia, la ganadería presentan.

A largo plazo los pronósticos de lluvias dentro de lo que resta de la primavera no son halagüeños ni para la sierra ni para la selva. Salvo la sierra norte donde su colindancia con la costa norte la harían más propensa a tener un superávit de lluvias.

De cara al verano, la incertidumbre crece al haber retrocedido las temperaturas del mar próximas a la costa.

Va a ser interesante conocer la opinión de nuestros expertos en el informe de ENFEN que aparecerá el próximo viernes 13. De un lado y a favor de menores lluvias, el escaso impacto de la última Onda Kelvin cálida que ha sido amortiguado por el fortalecimiento de los vientos impulsados por el Anticiclón del Pacífico Sur. De otro y a favor de un cuadro más riesgoso, la actual formación de una nueva Onda Kelvin cálida en el Pacífico Occidental que llegaría hacia fin de año.