"El marketing no ha muerto, solo hay que rescatarlo y ponerlo en su real valía dentro de las organizaciones". Foto: Freepick
"El marketing no ha muerto, solo hay que rescatarlo y ponerlo en su real valía dentro de las organizaciones". Foto: Freepick

Existen muchas definiciones con respecto a lo que es el , algunas de ellas hablan de intercambio de bienes, otras de técnicas de promoción de marcas y servicios para vender, y algunas están relacionadas con generar una mejor experiencia en la compra satisfaciendo las necesidades del cliente.

Considero al marketing como un intercambio de fidelidad entre el cliente y la empresa. Yo le ofrezco al cliente una alternativa de soluciones y beneficios tangibles que lo van a ayudar a estar mejor y a cambio el cliente me da su fidelidad en la compra repetitiva y en el tiempo. ¿Entonces el Marketing no es vender? No necesariamente. En su esencia es fidelizar, es construir relaciones, es ponerse en los zapatos del cliente con el objetivo de que haya un intercambio ganar-ganar, es conocer a profundidad al cliente, sus hábitos, costumbres, motivaciones, sentimientos, es vender, sí, pero de manera repetitiva generando fidelidad. Cuando se relaciona solo con lo más visible que es la comunicación, se desvirtúa, porque esa es la punta del iceberg que se ve, pero es mucho más que eso.

En una reciente reunión de marketeros que se realizó hace unos días, me preguntaron: ¿qué pasó con el marketing de antaño? ¿Antes era más complicado hacer marketing en un momento de crisis económica, con un consumidor que no tenía capacidad adquisitiva para comprar? Algo que caracterizaba a mi generación era la necesidad y el conocimiento del cliente, la investigación de mercados, el conocer lo que sentía, pensaba, la segmentación, y posicionamiento de la marca. Había una pregunta que siempre los comunicadores se hacían: ¿Cuál va a ser la respuesta que el cliente va a tener cuando mire tu aviso? El marketing se preocupaba de las famosas 4 p, tener un buen producto, un precio competitivo, una buena promoción (comunicación) y una buena plaza (distribución). Todo tenía que ser integral, por ello, en muchas organizaciones el área Comercial dependía de Marketing y Finanzas, tenía que evaluar las campañas y recursos necesarios y apoyar los lanzamientos.

Se trabajaba con un plan de marketing y comercial, Finanzas tenía que hacer los números con base en metas realistas, y de ahí se planteaban nuevos escenarios y se comprometían las cifras. Hoy las cifras están dadas por Finanzas como quien saca un conejo de un sobrero, sin más conocimiento de lo que pasa en el mercado y con el cliente.

Actualmente, el marketing debería ser mucho más importante que antaño, por las herramientas que existen, la tecnología, la diversidad de medios, la microsegmentación de clientes, las base de datos, las redes sociales, la omnicanalidad, la cantidad de competidores, el CRM, la inmediatez del cliente. El marketing no ha muerto, solo hay que rescatarlo y ponerlo en su real valía dentro de las organizaciones.

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