"El propósito no es compartir lo mío para que el que no tiene, tenga algo, sino saber que somos parte del todo, que estamos inmersos en la problemática y para ello, necesitamos de una estrategia estructurada y no de un check list de los objetivos cumplidos que puso el área de RSC o RSE  para la foto". (Foto: iStock)
"El propósito no es compartir lo mío para que el que no tiene, tenga algo, sino saber que somos parte del todo, que estamos inmersos en la problemática y para ello, necesitamos de una estrategia estructurada y no de un check list de los objetivos cumplidos que puso el área de RSC o RSE para la foto". (Foto: iStock)

Las con propósito son aquellas que tienen dentro de su ADN el compromiso de que su rol va más allá del negocio, del ebitda y de las ventas. En conversaciones con varios líderes de empresas importantes, uno de ellos me comentaba que “nosotros damos empleo a mucha gente, pagamos nuestros impuestos para que el Estado haga obras, y cumplimos de manera responsable con todas las regulaciones que se nos piden, ¿por qué tenemos, además, que ayudar a la sociedad cuando eso le corresponde al Estado?”.

Dicha empresa generaba al año algunas donaciones y apoyos para la foto y para reportarlo con el departamento de responsabilidad social que se dedicaba en marketear el apoyo. ¿Les suena familiar? ¿Se piensa que generar mayor bienestar en la sociedad es compatible con los resultados económicos de la empresa? ¿Es posible lograr esa compatibilidad entre las ganancias y ese bienestar? Desde mi experiencia en el mundo empresarial, sí es posible, además también es rentable.

El impacto de una empresa sincera, responsable, comprometida y con propósito como norte de su crecimiento, hace que el negocio sea más valorado y por ende más reconocido por sus clientes. Según estudios, el 80% de los líderes de empresas no tienen claro cuál es su contribución, ni qué legado dejarán. Tal vez también deberíamos preguntarnos, si desaparece, ¿la competencia suple esa ausencia? ¿Da lo mismo que exista? Si la respuesta es sí, realmente no tenemos una empresa con propósito. Y es que tener un propósito facilita la toma de decisiones porque todos estamos alineados y eso contribuye a la fijación de objetivos, a generar un compromiso, impulsar la innovación y a alcanzar. Crea una historia que conecta a los clientes con el verdadero sentido de la marca y, por si fuera poco, genera una retención automática así como es una empresa atractiva para nuevas generaciones.

Según un estudio de Harvard Business Review, los empleados de las empresas con propósito cuentan con un 93% más compromiso.

El propósito no es compartir lo mío para que el que no tiene, tenga algo, sino saber que somos parte del todo, que estamos inmersos en la problemática y para ello, necesitamos de una estrategia estructurada y no de un check list de los objetivos cumplidos que puso el área de RSC o RSE  para la foto. En un reciente estudio, el 78% de las personas de todo el mundo estaba de acuerdo que debemos ir más allá de “sostener” y “revertir” el daño causado. El 85% de las personas siente que las marcas deben asumir esta responsabilidad. Arreglar lo que hemos hecho mal, corregirlo y colaborar con mejorar nuestro planeta es tarea de todos y no podemos desentendernos.

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